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Reciclaje y conversión de viviendas y edificios comerciales

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Por: Arquitecto Nataniel Fúster, DDes

Ante la crisis económica actual y ante el notable incremento que se avecina en los costos energéticos, muchas personas dueñas de casas y de negocios están más inclinadas a invertir en las estructuras existentes que ya poseen.  Esto puede ser una buena estrategia desde el punto de vista financiero y desde el ambiental, ya que, como hemos mencionado en artículos anteriores, por lo general, es más costo efectivo y causa menos impacto ecológico el reciclar una estructura existente que el construir una nueva. 


Aislamiento térmico e iluminación natural: ¿cuánto puedo economizar en el pago a la AEE?

En Puerto Rico, uno de los mayores costos asociados a las viviendas y a los establecimientos comerciales proviene de los acondicionadores de aire.  En las casas, estas unidades suelen servir las áreas más privadas como las habitaciones y los “family rooms”.  No obstante, los acondicionadores de aire acaban siendo un remedio muy poco eficiente para un problema que tienen la mayoría de las estructuras de hormigón en la isla:  su absoluta carencia de aislamiento térmico.  El hormigón, como material, tiene muchos atributos en cuanto a su resistencia y durabilidad, sin embargo, a la vez, tiene una gran capacidad de absorber y retener calor.  El problema con el uso de este material en los contextos tropicales es que, en un día típico, una losa de techo, así como las paredes con orientación sur y oeste, absorben una enorme cantidad de energía térmica que luego, paulatinamente, va emanando a través de toda la noche.  En efecto, estas losas de techos y paredes actúan como un gigantesco horno de convección que lentamente calienta a las personas residentes a lo largo de la tarde y de la noche.  Y es en la noche cuando, por lo general, hay más personas en las casas.  Así que recurrimos al muy costoso aire acondicionado para poder dormir con una temperatura aceptable. 

Como solución, un buen aislamiento térmico con unos valores R elevados (el valor R mide la capacidad de un material para resistir el paso del calor), actuando al unísono con una impermeabilización eficaz y duradera aplicada a techos y, en algunos casos, a paredes, puede reducir significativamente la temperatura interior de los espacios habitables y, por ende, el consumo energético (a la vez que resuelve cualquier problema de filtración y empozamiento de agua).  Esto también hará que el interior de la casa sea confortable de noche y de día. 

De igual manera, muchas estructuras existentes tienen una cantidad de espacios oscuros que requieren de iluminación artificial para poder ser utilizados, otra condición que se suma al consumo energético total de la residencia o espacio comercial.  Mediante la incorporación de tragaluces estratégicamente colocados en el interior de la estructura, se puede reducir dicho consumo durante el día y, asimismo, hacer que los espacios interiores sean más agradables y humanos.  Existen varios estudios que demuestran cómo el comportamiento de la gente y el rendimiento académico de los niños y las niñas mejora en espacios en donde existe luz natural.


Ventilación natural: ¿cuán más saludable puede ser mi casa?

Muchas residencias en Puerto Rico tienen diseños inadecuados que no favorecen una ventilación eficaz. Existen diversos estudios que plantean que, muchas veces, la calidad del aire interior de una residencia es peor que la del aire en su exterior.  En el trópico, resulta fundamental el flujo continuo de aire desde el exterior ya que, de lo contrario, se puede crear un ambiente propicio para el crecimiento de hongos, bacterias y olores.  Es muy poco saludable vivir en espacios pocos ventilados. 

A tales efectos, a través del diseño de medios de extracción de aire pasivos (que pueden funcionar por succión de aire) y activos (que pueden funcionar con abanicos impulsados por pequeñas placas fotovoltaicas), se puede crear distintos flujos de aire desde el exterior al interior de una estructura.  Esto hará que su casa sea más sana, fresca y agradable.  Lo mismo aplica a los comercios.


Recogido de agua de lluvia: ¿cuánto puedo economizar en el pago a la AAA?

En la mayor parte de nuestra isla tenemos unos altos niveles de precipitación. Mucha de esta agua de lluvia a menudo se pierde y se desperdicia.  Más aún, en los momentos en que caen chubascos, esta agua abarrota los sistemas de alcantarillado creando sobrecargas pluviales desfavorables al ambiente.  Un nuevo diseño del techo de una estructura existente podría contemplar el almacenamiento de dichas aguas para usos no potables como el regado de plantas y el lavado de ropa y de autos.  Esto le economizará dinero. 


El costo real en una inversión inmobiliaria: el ciclo de vida de una estructura

Es importante que la persona dueña de casa o negocio entienda que el costo real de una inversión en el campo inmobiliario no es el que se paga el día que se instala o se construye, sino el costo creado o ahorrado a través de los años mediante su mantenimiento, los reemplazos y sus consumos.  El costo total en la vida útil, en los que se incluyen los costos de mantenimiento y operación, es lo que conocemos como el ciclo de vida de una estructura u objeto.  Por ejemplo, el costo de una luminaria o de un auto puede ser económico al momento en que se compra, pero no serlo al cabo de los años.  Una bombilla incandescente parece más económica, pero a la larga es más cara que una fluorescente y que una LED porque su duración es poca y sus costos operacionales son mayores; igualmente, un automóvil no híbrido suele ser mucho más caro que uno que lo sea al cabo de 5 a 10 años.  En una casa o comercio ocurre el mismo fenómeno.

Se debe considerar también sustituir los aparatos de baño, instalar calentadores solares, ventanas y lámparas más eficientes, así como equipos de cocina de menor consumo energético. 

Por estas razones, reciclar y modificar adecuadamente una estructura existente puede que sea una de las mejores inversiones que usted pueda realizar.  Para más información, favor de llamar al 787-460-5403 ó al 787-568-3831.

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