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Leed Green Associate: educación verde para todos

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Por: Onell González-Martínez, BSc, LEED AP O+M

El diseño de estructuras antes del siglo XIX era muy influenciado por las condiciones del entorno natural de cada lugar. Las características ambientales y topográficas tenían que ser tomadas en cuenta para idear estructuras que atendieran las necesidades de las personas ocupantes admitiendo luz natural y manteniendo un control adecuado de las condiciones del ambiente interior. La utilización de materiales estaba limitada a aquellos disponibles a distancias relativamente cercanas. El paradigma prevaleciente obligaba a desarrollar un proceso integrado y holístico.

Las innovaciones desarrolladas durante la revolución industrial transformaron la manera en que las estructuras eran diseñadas. La invención del “sistema estructural” liberó a las edificaciones de paredes necesariamente gruesas para dar soporte, eliminando así las propiedades termales que ofrecían las construcciones masivas para acondicionar el espacio interior. Dichas propiedades termales fueron sustituidas por sistemas mecánicos de ventilación para climatizar las áreas ocupadas. El desarrollo de la ventilación mecánica y la invención de la lámpara incandescente y luego de la fluorescente permitieron a las personas diseñadoras sustituir ventanas, celosías y tragaluces como fuentes primarias de iluminación interior y, simultáneamente, lograr una mayor profundidad en las estructuras utilizando acondicionamiento artificial.

Enormes grúas mecánicas y nuevos equipos de excavación minimizaron las usuales limitaciones de diseño impuestas por la topografía natural.

Muchos avances y desarrollos técnicos dependían de un mayor uso de energía y recursos en todas las fases de una construcción. Así surgía una propuesta de construcción totalmente basada en la producción industrial y en un consumo energético sin precedentes. La tecnología desarrollada a un ritmo acelerado y complejo hizo imposible para un solo individuo el tomar decisiones de diseño relacionadas a sistemas mecánicos, eléctricos y estructurales, provocando el surgimiento de diversas especialidades técnicas e ingenieriles que fragmentaron y desintegraron el proceso de construcción. Así, la compartimentación y la especialización fueron promovidas a expensas de un consumo energético excesivo, el potencial agotamiento de fuentes no renovables de energía y su asociado impacto ambiental.

La rutinaria utilización de sustancias tóxicas en diversos materiales y componentes de las estructuras ha sido otro asunto problemático, particularmente luego de la Segunda Guerra Mundial cuando derivados de combustibles fósiles comenzaron a formar parte esencial de la fabricación de productos para la construcción y de consumo.

De esa manera, durante estos pasados dos siglos, hemos desarrollado nuestros ecosistemas humanos utilizando una metodología que impide evaluar justamente el impacto ambiental de nuestras actividades urbanas, así como los efectos en nuestra propia salud.

Teniendo en cuenta la necesidad de un cambio radical en la manera en que creamos, ordenamos y mantenemos nuestro entorno construido, el Concilio de Construcción Verde de los Estados Unidos (USGBC por sus siglas en inglés) fue creado en el 1993 con la misión de promover un nuevo paradigma de construcción en el cual se implementaran prácticas de diseño sostenible con el propósito de disminuir el impacto ambiental de nuestras actividades urbanas, mejorar la calidad de vida de las personas, protegiendo su salud, y gestar una nueva economía de progreso e igualdad social. Para lograr su objetivo, el USGBC creó en 1994 el sistema de valoración para edificios sostenibles LEED (Leadership in Energy & Environmental Design). Desde entonces, este sistema de estándares voluntarios para certificar construcciones sostenibles ha evolucionado hasta convertirse en uno compuesto de varias guías dirigidas a atender distintos tipos de proyectos de construcción. Las guías LEED proponen una serie de estrategias a ser implementadas en una estructura con el propósito de atender la problemática del impacto ambiental, así como los costos de operación y mantenimiento relacionados al consumo excesivo de energía, agua potable y materiales. También se pretende mejorar el ambiente interior de las edificaciones para propiciar la producción, el aprovechamiento y el bienestar de los ocupantes y de la comunidad circundante.

Para maximizar los resultados de la aplicación de las estrategias que propone LEED, el sistema se basa en propiciar la sinergia entre los procesos que ocurren en una estructura. Esta teoría busca crear ciclos cerrados en donde el producto de un proceso resulte ser el insumo de otro. La propuesta busca combinar estrategias muy conocidas con tecnología moderna para atender el ciclo de vida de un edificio. Además, LEED provee herramientas métricas que permiten evaluar la manera más productiva de aplicar estas estrategias buscando su implementación desde una planificación integrada e iterativa.

Entendiendo la necesidad de educar y adiestrar en estos principios y estrategias de desarrollo sostenible, el USGBC ha diseñado varias credenciales profesionales que evidencian distintos niveles de conocimiento y destrezas para la aplicación del sistema LEED. La credencial LEED Green Associate demuestra conocimiento y habilidades notécnicas para entender y apoyar estrategias, ideas y prácticas que constituyen la base de la construcción sostenible, así como los puntos críticos de la operación y mantenimiento de estructuras, específicamente relacionados al programa LEED. Este nivel inicial de credencialización se presenta como una oportunidad para que todos los involucrados en un proyecto de construcción conozcan la manera más óptima de colaborar con el proceso de certificación LEED desde sus respectivos roles y especialidades. Esto incluye a personas ingenieras y arquitectas, así como también a aquellas personas propietarias e inversionistas, contratistas, consultoras, tasadoras, ambientalistas, planificadoras y otras que igualmente participan del proceso. Esta integración de las disciplinas es necesaria para el éxito de un proyecto sostenible. Así mismo es indispensable para lograr el cambio de mercado que buscamos y poder promover un desarrollo urbano costo efectivo, socialmente equitativo y ambientalmente próspero.

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