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Iluminación natural... ¡Nocturna!

Por: Dr. Fernando Abruña Charneco, FAIA

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En el mundo de la arquitectura sostenible uno de los elementos prioritarios al momento de diseñar un edificio es el uso de la iluminación natural. En un artículo anterior discutimos las estrategias básicas que se pueden incorporar al diseño del edificio, incluyendo la ubicación apropiada de las ventanas, el uso de tragaluces y el uso del color, entre otras. En esta ocasión discutiremos un tema virgen en los estudios de estrategias sostenibles y sobre el cual el autor ha investigado exhaustivamente sin encontrar precedentes. El público lector podrá verificar esto haciendo su propia investigación y numerosas búsquedas en la internet.

Comenzaremos la discusión con una visión panorámica de la historia del uso de la luz durante la noche. Previo a la invención de la luz artificial y de su uso público en calles y edificios, estos se iluminaban con velas, quinqués, antorchas y fogatas controladas. La iluminación nocturna venía acompañada de un olor particular que delataba las fuentes combustibles de dicha iluminación. No sería de extrañar ver edificios en la noche cuyos interiores vibraban ligeramente con el parpadeo incesante de una vela expuesta a alguna brisa o corriente de aire en una habitación. Esta sería una experiencia perceptiva que indudablemente, contrastada con la obscuridad del entorno circundante, sería memorable. Imaginémonos otros escenarios con antorchas y fogatas en espacios públicos y tendremos una imagen más o menos clara de la iluminación nocturna previo al advenimiento de la electrificación del mundo occidental. La electrificación del mundo marca la inexorable marcha hacia la pérdida de la obscuridad de la noche y, con ella, de muchas de las experiencias estéticas y espirituales que, acompañadas del silencio contextual de la época, abonaban a visiones particulares de esos tiempos.

Mi tesis es que podemos recuperar parte de la magia y de la belleza espiritual de la obscuridad (sin hablar del misterio y del concepto del mal que los más pesimistas y ofuscados negativistas buscarán o tratarán de argumentar). Para recuperar esa magia luminocturna, propongo el estudio y la aplicación de la luz natural ...nocturna.

De todo el mundo es conocida la luz estelar que recibimos en las noches, pero que queda oculta tras el manto de la contaminación luminocturna que emana (principalmente) de los centros urbanos sobre iluminados. Quien haya podido ver la noche como la vieron nuestras poblaciones indígenas taínas lo habrá hecho probablemente en alguno de los pocos lugares donde todavía podemos disfrutar de ese magnífico recurso...¡la obscuridad! Ciertos sectores de los municipios de Lajas y Guánica cuentan aún con la posibilidad de explotar este recurso.

De todos los astros en el firmamento nocturno, la luna (nuestro personal satélite) es la que mayor potencial nos ofrece para poder experimentar con la iluminación natural nocturna. Cada 28 días la naturaleza nos obsequia con una luna llena para un total de 13 lunas al año. Si consideramos que el día anterior y el día posterior a la luna llena son “casi, casi...lunas llenas”, el potencial aumenta a un total de 39 noches del año en las que podemos disfrutar de esa fascinante luz fría y azulosa que Ilumina la noche y que, añado yo, es un extraordinario recurso para experimentar.

Por motivo del carácter introductorio del tema no entraré en aspectos técnicos y me limitaré a definir Lux como la unidad en el sistema métrico que se utiliza para medir la cantidad de flujo luminoso que se extiende sobre un área.

La luz de las estrellas bajo un cielo claro y en ausencia de luna llena tiene una intensidad lumínica equivalente a 0.0001 Lux. En una noche clara, la luna llena produce una intensidad lumínica que fluctúa entre a 0.3 y 1.0 Lux. En contraste, un pasillo en un edificio de oficinas se ilumina comúnmente con una intensidad de 80 Lux. Quien lee podrá intuir que la intensidad de la luna llena es muy tenue, pero que bajo condiciones apropiadas, conservando los cielos oscuros, evitando el deslumbre de la ciudad y aprovechando la razón de contraste con los materiales que utilicemos podemos lograr hermosos efectos de iluminación natural nocturna.

En un curso electivo que sobre el tema ofrecí en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico, el proyecto final consistió en el diseño de una lámpara lunar que pusimos a prueba una noche de luna llena en un área obscura del Jardín Botánico en Río Piedras. El grupo de estudiantes y el profesor quedamos atónitos con los impresionantes y exitosos resultados.

Para lograr el mayor efecto, será conveniente diseñar los espacios donde deseemos explotar este recurso utilizando materiales que tengan un buen contraste con su fondo. Así por ejemplo, el uso de piedras blancas, grava de color claro, plantas con flores blancas o amarillas y superficies de color blanco o metálicas de alta reflexión serán las idóneas.

Si meditamos un poco sobre el tema nos percataremos de que la naturaleza misma nos ofrece una plétora de lámparas lunares de las cuales no nos hemos hecho conscientes aún. Las blancas espumas del romper de las olas en la costa quedan evidenciadas bajo la luz de una luna llena. ¡Hermoso y fenomenal espectáculo que no apreciamos en su justa dimensión!

Hemos explorado el tema y experimentado con el diseño luminocturno en nuestros proyectos emblemáticos de sostenibilidad. En el Patio del Sol y las Estrellas de la Casa Ausente (1999) en Vega Alta construimos unas paredes con una altura de 17 pies para evitar la contaminación luminocturna creada por los postes de alumbrado exterior. Las noches dentro del patio son más obscuras que fuera de él, permitiendo una mejor percepción de los astros. En las tres escuelas ecológicas que hemos construido (Caguas, Culebra y Dorado), diseñamos las provisiones necesarias para poder utilizar parte de sus patios como áreas de observación estelar durante las noches.

La Casa del Horizonte, proyecto que estamos diseñado en estos momentos, tiene un gran potencial de cielos obscuros por ubicar en el Municipio de Lajas. Esto nos ha permitido incorporar en el diseño una lámpara lunar utilizando las estrategias que esbozamos en este artículo. Esperamos iluminar unas líneas de prismas alargados de vidrio sobre un manto de piedras blancas utilizando la luna llena.

Este hermoso y sutil recurso amerita que colegas del diseño y otras personas interesadas se entusiasmen con el tema y puedan hacer sus propias aportaciones.

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