Implicaciones de los estudios sobre la acústica ambiental y el ruido comunitario en Puerto Rico
Por: Wanda Cruz Vizcarrondo
División de Cumplimiento y Estudios de Ruido Junta de Calidad Ambiental
El problema de los ruidos y las perturbaciones causadas por sonidos no deseados en áreas urbanas y rurales de Puerto Rico ha representado siempre una preocupación en nuestra Isla. Esto ocurre debido al impacto que tienen en la salud, en la calidad de vida y en los estados de ánimo de las personas los continuos y altos niveles de ruido percibidos por la ciudadanía. La situación genera querellas y quejas de las personas residentes en contra de los entes emisores de ruido en sus comunidades, principalmente cuando ocurren durante las horas de descanso u otras actividades que ameritan tranquilidad y sosiego. Entre los principales emisores de ruido urbano están los medios de transportación, las maquinarias en instalaciones comerciales e industriales, los sistemas de amplificación de sonido para propósitos recreativos y publicitarios y sonidos de animales domésticos.
En el año 2006, la Junta de Calidad Ambiental (JCA) y el Comité Interagencial y Ciudadano ante el Ruido (CICAR) colaboraron para encaminar una encuesta de opinión pública sobre el ruido urbano, basada en el estándar “ISO/TS 15666:2003 Acoustics - Assessment of noise annoyance by means of social and socio-acoustic surveys”, publicado por el “International Organization for Standardization (ISO)”. En dicha encuesta, administrada por IPSOS-Hispania, se entrevistó a 800 personas (650 vía telefónica y 150 en persona). Entre los resultados que la encuesta reveló, se reflejó que la principal fuente de ruido que genera molestia a la ciudadanía son los ruidos provenientes de los medios de transportación, tales como autos, camiones y motoras de diferentes tipos, entre otros. La ciudadanía los identificó como los más perturbadores y expresó tener diversos grados de molestia por la ocurrencia de estos ruidos escuchados en sus hogares. De igual forma, dicha encuesta identificó una variedad de otros emisores de ruido urbano, entre los que se encuentran los ruidos de generadores eléctricos, de maquinarias y los provenientes de la construcción. Dicho informe está disponible en la página web de nuestra agencia (www.JCA.Gov.PR) y en nuestras oficinas.
A tales efectos, el Área de Control de Ruidos y Contaminación Lumínica de la JCA atiende varias de dichas problemáticas de ruido promoviendo el cumplimiento con el Reglamento para el Control de la Contaminación por Ruidos (Reglamento 8019 del 9 de mayo del 2011), promulgado a tenor con la Ley núm. 416-2004, mejor conocida como Ley de Política Pública Ambiental.
Dicha ley además dispone que el presidente o presidenta de la JCA transmitirá anualmente a la Asamblea Legislativa y al Gobernador/a un Informe del Estado del Ambiente en Puerto Rico. El mismo se redacta analizando anualmente datos para distintos indicadores medioambientales de sostenibilidad, incluyendo los titulados “Niveles de Ruido Ambiental en Propiedades Receptoras (A1)” y “Niveles de Ruido Ambiental en Zonas Receptoras Residenciales (A2)”. En cumplimiento con dicha obligación, la División de Planificación y Estudio planifica y realiza estudios que nos permiten evaluar la calidad del medio ambiente acústico exterior urbano, rural y en áreas naturales. Los mismos permiten conocer si distintas áreas cumplen con los objetivos acústicos correspondientes en dicho Reglamento y proveen resultados que permitirán evaluar las tendencias de cambio a través del tiempo. También, los datos de estos estudios son fuente de referencia científica y educativa que es compartida con personas funcionarias de otras agencias, municipios, público en general y los medios de comunicación del país.
En los estudios de ruido realizados por la JCA se ha demostrado que el comportamiento de los niveles sonoros ambientales fluctúan y varían significativamente a lo largo de las 24 horas de un día. Además, que estas variaciones son distintas dependiendo del lugar estudiado, pues cada lugar acústico es casi único en su comportamiento sonoro. Se encontró también que en efecto hay significativa variabilidad en cada lugar estudiado dependiendo del día de la semana en que es monitoreado. Como ejemplos para este escrito, podemos observar los resultados de los datos recopilados recientemente en los municipios de San Germán y San Juan. En estas gráficas cada punto representa un periodo de 30 minutos de medición y cada línea es el promedio de 7 días de muestreo, para 10 localidades que fueron muestreadas en cada ciudad. Se utiliza el L90 en el análisis de los resultados porque dicha estadística de medición describe mejor el nivel que más frecuentemente fue registrado en el 90% de cada periodo de 30 minutos.
Para todas las estaciones monitoreadas en San Germán (grafica 1), los niveles promedio de L90 fluctuaron entre los 45 dB(A) y los 64 dB(A), logrando alcanzar en una de las estaciones un nivel mínimo de 43dB(A) en el periodo de las 3:30am. La gráfica demuestra la variabilidad acústica entre distintos ambientes acústicos estudiados.
En el caso de las estaciones monitoreadas en el municipio de San Juan (gráfica 2), el comportamiento del L90 promedio de las 10 estaciones fluctuó entre los 44 dB(A) y los 70.0 dB(A), logrando alcanzar en una de ellas un nivel bajo de 44 dB(A) aproximadamente a las 2:30am. De igual forma, esta gráfica refleja la significativa variabilidad en el comportamiento acústico de cada lugar estudiado y que en general cada estación tenía un nivel sonoro sostenido en la mayor parte del periodo diurno con una eventual reducción en dichos niveles en la noche y madrugada.
Podemos concluir, -a base de los datos obtenidos hasta el momento en la mayoría de las estaciones que fueron incluidas en los muestreos realizados en estas dos ciudades, según la línea promedio de las 10 estaciones de San Germán y la línea promedio de las 10 estaciones en San Juan,- que la mayoría de las estaciones parecen cumplir con los objetivos acústicos que se disponen tanto en la Guías de Ruido Urbano de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como los que se disponen en el Reglamento para el Control de la Contaminación por Ruidos de la JCA.
Ciertamente, podemos encontrar ambientes acústicos en las áreas urbanas y rurales de los municipios en los que no se cumplen o alcanzan los objetivos acústicos para la zona o en la propiedad receptora correspondiente. Esto lo pudimos ver en los datos del municipio de San Juan, donde se encontró estaciones cuyos niveles en un 90% del tiempo estudiado sobrepasaron los 65 dB(A), tanto en el periodo diurno como en el nocturno. Esto implica que en estas áreas sus habitantes estarían potencialmente expuestos a niveles por encima de los límites permitidos reglamentarios y los recomendados por la OMS como estándares no solo para tener una calidad de vida, sino también para el disfrute de sus propiedades y de los diferentes espacios acústicos.
Aunque la JCA ya cuenta con una amplia base de datos, es necesario continuar aumentando la recopilación y análisis de datos en más ambientes acústicos urbanos, rurales y naturales de otros municipios de la Isla. Igualmente, se necesita repetir cada cierto tiempo los estudios en los lugares ya muestreados para analizar vía el indicador de sostenibilidad para ruido las tendencias de cambio favorables o desfavorables en la calidad de los ambientes acústicos de la isla.