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¿Acústica sostenible?

Por: Dr. Fernando Abruña Charneco, FAIA

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Un grito en la soledad de un bosque, uno en la multitud de un parque de béisbol, uno en Las Vegas, otro en una iglesia… son diferentes modalidades acústicas de un mismo evento, definidas por su contexto. Con esta reflexión introductoria podremos deducir que la acústica es un campo vasto y complejo que nos afecta a todos los seres en los ambientes naturales y construidos en que vivimos, compartimos, nos recreamos y desarrollamos económica y culturalmente.

Aclaro, de salida, que no entraré en la discusión de los múltiples detalles y de las condiciones necesarias para analizar y mejorar la acústica de espacios existentes o el diseño de espacios por construirse, ya que mucho de ello se cubre en otras colaboraciones editoriales en esta edición de Corriente Verde. Me limitaré a discutir el tema de la acústica bajo la óptica de la sostenibilidad.

La acústica sostenible es un tema relativamente nuevo que viene ganando terreno en los últimos años. Tradicionalmente, las personas arquitectas e ingenieras toman en consideración (aunque no con la frecuencia que desearíamos) el espacio acústico a diseñarse para habitarse finalmente. Sin embargo, no es de sorprenderse que hasta muy recientemente el ambiente acústico no formaba parte del sistema de certificación de edificios verdes más importante del mundo, desarrollado por el US Green Building Council y gerenciado por el Green Building Certification Institute. En su edición más reciente (V4) del estándar LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) el ambiente acústico no solo forma parte integral de las estrategias para el diseño de espacios construidos sostenibles, sino que, además, es una condición sine qua non para atender en la construcción. El sistema de certificación divide sus créditos de puntuación en (a) unos que son seleccionados por quien diseña y (b) otros que son prerequisitos para poder presentar el proyecto para certificación. De tal importancia es el ambiente acústico y el ruido, que el USGBC ha clasificado su consideración como prerequisito en el proceso de certificación.

Los sistemas de certificación de edificios verdes han convergido en cinco criterios principales que todo edificio sostenible debe tener. Estos son: (1) emplazamiento sostenible, (2)conservación y uso eficiente del agua, (3) conservación de energía y uso de fuentes renovables, (4) uso y reúso sabio y eficiente de recursos y materiales y (5) calidad del ambiente interior. De estos cinco criterios, la acústica juega un papel muy importante en el aspecto relacionado con la calidad del ambiente interior, haciéndole compañía a la calidad del aire, la iluminación, la humedad, el confort y la productividad, entre otros.

Aunque este nuevo estándar denominado “rendimiento acústico mínimo” (minimum acoustical performance) incluido en la versión 4 del LEED atiende múltiples tipologías edilicias, tales como lugares de trabajo, centros de información y datos, almacenes y centros de distribución, así como hoteles y hospederías, el estándar hace hincapié en las escuelas y los hospitales. El Dr. Jorge Rocafort, Catedrático de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, considera la acústica de las escuelas en su colaboración editorial de esta edición de Corriente Verde. Otras de las personas colaboradoras se concentran en los espacios de salud. A continuación, presento a manera de reglas “a ojo de buen cubero” aquellas que el LEED atiende en su estándar.

De forma sucinta: para los salones académicos y espacios de aprendizaje, el LEED requiere que el nivel de ruido de fondo creado por las máquinas de acondicionamiento de aire no exceda los 40 decibeles. Para sitios con altos niveles ambientales de ruido (mayores de 60 decibeles durante horas de clase) se deben implantar tratamientos acústicos y otras medidas que minimicen la intrusión de ruidos de fuentes externas. Requiere además que se controle la transmisión de ruidos entre salones. Aquellos proyectos que se encuentren por lo menos a una distancia mínima de ½ milla (800 metros) de fuentes significativas de ruido, tales como rutas de vuelos aéreos, expresos, trenes, industrias y otras, están exentos.

Para controlar los tiempos de reverberación que crean ecos indeseables que limitan la inteligibilidad en la comunicación entre personas interlocutoras en espacios menores de 20,000 pies cúbicos, el LEED requiere incluir terminaciones acústico-absorbentes. Una simple estrategia a seguir consiste en asegurarse de que el área total de paneles acústicos de paredes, terminaciones de plafón y otros materiales acústicoabsorbentes sean equivalentes al área de plafón (sin contabilizar el espacio que ocupan las luminarias, difusores y rejillas de acondicionamiento de aire). Los materiales deberán tener un coeficiente de reducción de ruido (noise reduction coefficient-NRC) de 0.70 o más.

Las personas profesionales de la arquitectura, ingeniería y diseño de interiores que pueden desarrollar soluciones acústicas en sus proyectos con relativa eficacia y eficiencia tienen ahora, además, la opción de especificar productos acústicos hechos de materiales reciclados. Ya existen en el mercado muchas y variadas opciones para especificar productos acústicos confeccionados con materiales reciclados y sostenibles. Los productos acústicos pueden representar un gran porcentaje de los materiales en un espacio. A menudo, la mayor parte (con frecuencia la totalidad) del plafón, la mayoría de los pisos (si no todos) y muchas de las superficies de pared son superficies acústicas.

El diseño sostenible, sin embargo, trasciende por mucho el mero uso de materiales reciclados. Si lo analizamos bien, llegaremos a la conclusión de que la acústica tiene, además, una dimensión relacionada con nuestra salud, una de las preocupaciones más importantes cuando se encuesta al usuariado de edificios sostenibles. El personal es, generalmente, el recurso más importante de una compañía, por lo que crear espacios que maximicen su productividad es un asunto clave. Muchos estudios documentan convincentemente que el ruido es, por mucho, el impedimento más importante en la productividad del ambiente de trabajo. La empleomanía que usa espacios acústicamente ruidosos puede sentirse irritada, distraída, ansiosa u hostil sin necesariamente hacer una conexión consciente con el ruido.

La pérdida de audición que resulta de la exposición al ruido es uno de las principales riesgos laborales y puede ser prevenido mediante el diseño de ambientes acústicamente saludables. Se ha demostrado estadísticamente que el personal con pérdida de audición está más expuesto a sufrir un accidente en sus lugares de trabajo. Dolores de cabeza, alzas en presión arterial, problemas cardiovasculares, enfermedades respiratorias y hasta subdesarrollo fetal han sido condiciones asociadasociadas a la exposición de ruidos.

En resumen, la importancia del ambiente acústico para la salud, productividad y aprendizaje del usuariado de un espacio dejó de ser un asunto marginal para convertirse en uno medular de la nueva generación de edificios verdes.

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