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El Bosque Escuela del barrio Río Cañas:

Una novedosa iniciativa para enriquecer la enseñanza y el aprendizaje de maestros, maestras y estudiantes

Por: Fernando Silva

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“Bajo la tierra, las raíces de un árbol toman los ingredientes esenciales para fabricar en sus hojas el alimento que le permitirá crecer y contribuir al medio ambiente del bosque del que un día formará parte”.

Esta expresión es un hecho comprobado. También es una metáfora del resultado que anticipa ya la propuesta de bosque escuela que respalda la Alianza Comunitaria FAROS (Corporación FAROS) desde hace algún tiempo en el barrio Río Cañas del municipio de Caguas, con la colaboración del Instituto de Ciencias para la Conservación de Puerto Rico (InCiCo). FAROS impulsa, con la comunidad escolar de la escuela Francisco Valdés, el desarrollo de un concepto de bosque escuela desde la raíz, es decir, definiéndolo y conceptualizándolo desde la propia imaginación y capacidad creativa de sus estudiantes de 3ro, 4to y 5to grados. Esta iniciativa es parte de los esfuerzos de FAROS por construir y reconstruir relaciones que fortalezcan el tejido comunitario y potencien mejores relaciones humanas para lograr una economía comunitaria más justa, social y ambientalmente sustentable.

Antes de entrar en los detalles particulares que distinguen esta iniciativa, veamos algunas referencias sobre el concepto de bosque escuela en Puerto Rico y fuera de la Isla.

El uso de bosques y otros espacios naturales como aula o espacios para el aprendizaje formal e informal es sin duda una práctica que no es nueva en el ejercicio de la enseñanza. En la mejor de las tradiciones de la educación, aprender en contacto directo y a partir de los elementos que proporciona el contexto es una de las formas más efectivas de enseñar y de educarse. Quizás su versión más antigua y mejor conocida sean los viajes de campo o los viajes de estudio.

El concepto de bosque escuela, por su parte, traslada el proceso de enseñanza-aprendizaje a un lugar específico y desarrolla un currículo o programa educativo cuyo objeto de estudio se relaciona directamente con el medio ambiente natural del lugar y con los antecedentes de la historia natural y humana que lo caracterizan. Aunque varían los enfoques metodológicos y temáticos, así como los niveles y edades del estudiantado, el concepto de bosque escuela existe en muchos países, especialmente en los del continente europeo. La mayoría de los bosques escuela en Europa son proyectos preescolares y su enfoque está más centrado en el desarrollo de las inteligencias múltiples de los niños y las niñas como antesala al aprendizaje cognitivo al que más tarde se enfrentarán como estudiantes de instituciones de educación tradicional.

 

En Puerto Rico el ejemplo más conocido de un bosque escuela es el proyecto que estableció en el 2013 el Taller de Arte y Cultura de Adjuntas, Casa Pueblo: Bosque Escuela La Olimpia, “Ariel Massol Deyá”. Además de los méritos de su propia experiencia, merece destacarse también que el Bosque escuela La Olimpia sirvió como referencia para que se reconociera y se incluyera el concepto en la Ley 182 del Bosque Modelo de Puerto Rico en 2014. Esta Ley, en sus artículos 2 y 4, reconoce y define un Bosque Escuela por primera vez en la legislación de Puerto Rico. La referencia aparece en la sección Definiciones y Política Pública.

Por su parte, el ejemplo particular del bosque escuela de Río Cañas tiene un origen diferente a otras experiencias. Su concepción parte de la premisa de que el primer paso en su conceptualización tenía que ser obra del estudiantado y no de un currículo importado. Sin duda, es importante que el bosque escuela se alimente y se fortalezca con las contribuciones que podamos hacer quienes sabemos por experiencia cómo hacer los espacios naturales fuente de aprendizaje para materias académicas y artes liberales. Sin embargo, en el caso del bosque escuela de Río Cañas, esta etapa es la última y no la primera, por eso su desarrollo ha seguido un orden no tradicional.

 

A continuación, relatamos sus primeros pasos. Para el primer encuentro, se facilitó un diálogo con estudiantes y, poco a poco, como se construye una figura con pequeñas piezas de LEGO, se llegó a un entendido común. Desde el propio punto de vista del estudiantado, se identificaron las tres piezas fundamentales de un bosque escuela. La primera, partió de la siguiente pregunta: ¿Qué cosa tiene que ser un bosque escuela? La segunda, de la pregunta: ¿Para qué sirve un bosque escuela? La tercera pieza partió de una reflexión sobre si para ellas y ellos tendría sentido un bosque escuela para aprender.

 

En el segundo encuentro, el estudiantado validó sus entendidos en cuanto a las funciones educativas de un bosque escuela. Aquí, alumnos y alumnas expresaron cómo se podría enseñar y aprender en un bosque y si podrían sus maestros y maestras enseñar sus materias en él. Este diálogo condujo al compromiso de traer la siguiente vez un mínimo de tres ejemplos de cosas que pudieran aprenderse en el bosque para cada una de las 7 clases o materias que ofrecería la escuela. En el siguiente encuentro, trajeron por escrito su misión cumplida cabalmente y, al final, concluyeron contundentemente “todo” lo que es posible aprender en un bosque para cada materia. El siguiente paso fue preguntar a cada maestro y maestra qué entendían que podría enseñarse en sus clases, teniendo el bosque como una extensión del salón de clase.

Luego, el estudiantado presentó sus contestaciones en representación de sus maestros y maestras y dialogaron sobre ellas, confirmando como anticipábamos que, en efecto, un bosque escuela hacía mucho sentido para sus maestros y maestras también. Ahora había que poner a prueba las ideas visitando el bosque, así que el próximo paso sería ir a explorar el bosque de Río Cañas y poner en práctica lo que estudiantes y maestros y maestras habían propuesto. Esto dará paso a elaborar un programa piloto inicial de actividades.

 

Al oeste de la escuela Francisco Valdés existe una importante área de bosque que se extiende entre Caguas y Aguas Buenas. La conservación de esta área también figura entre los objetivos de la Alianza Comunitaria Faros, quienes por más de tres años han estado estudiándolo con miras a elaborar una estrategia de protección que garantice su integridad ambiental y los servicios ecológicos que le brindan a su comunidad. Pero también, la Alianza ve en este bosque la educación como uno de sus servicios potenciales más importantes y allí es que ha puesto sus esperanzas, en un bosque escuela para los niños y las niñas de las escuelas en su comunidad, Francisco Valdés y Escuela Ecológica Niños Uniendo al Mundo.

El proceso de construir un concepto de bosque escuela desde la raíz tiene múltiples beneficios especialmente para el estudiantado y los maestros y maestras que son sus protagonistas principales. En este caso, si todo sigue por buen camino, el bosque escuela del barrio Río Cañas habrá sido concebido por los propios estudiantes y sus maestros y maestras y podrá fortalecer su experiencia educativa y la de quienes les sucederán en el futuro. También esperamos que la metáfora con la que comenzamos se transforme para ellas y ellos en un hecho que podamos comprobar y celebrar: “Que el bosque escuela de Río Cañas les permita a los y las estudiantes alimentar sus conocimientos y crecer para contribuir a la comunidad de la que forman parte”.

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