Posibles impactos del cambio climático sobre los humedales en Puerto Rico
Por: Dra. Alida Ortiz Sotomayor, PhD
De inicio, quiero reconocer el excelente trabajo que sobre este tema viene realizando el Consejo de Cambio Climático de Puerto Rico desde el año 2009 y, en especial, el informe presentado por el Grupo de Trabajo 2 sobre Ecología y Diversidad, el cual ha sido nuestra principal fuente de datos para el presente artículo.
Uno de los componentes del sistema Tierra que mayor impacto recibirá por el cambio climático es el agua en todas sus formas: líquida (mares, océanos, ríos, lagos y lagunas), sólida (glaciares y capas polares) y gaseosa (vapor de agua en la atmósfera). Teniendo eso en cuenta, podemos pensar que en la medida en que los humedales son uno de los ecosistemas más dependientes del agua que tiene la Tierra, asimismo recibirán un gran efecto del cambio climático.
Existen varias definiciones de lo que es un humedal: áreas que se inundan por temporadas, donde el nivel freático aflora en la superficie, o suelos de baja permeabilidad cubiertos por aguas poco profundas. Se consideran humedales las extensiones de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de agua, sean éstas de origen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros. Dependiendo de la localización geográfica del humedal, el agua puede variar, desde agua dulce hasta agua hipersalina. Esta condición de salinidad del agua puede darse durante todo el tiempo o variar, dependiendo del régimen de mareas, de la precipitación y de la época del año. En resumen, los ecosistemas de humedales se caracterizan por tres rasgos principales:
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la presencia de suelos saturados o una lámina de agua sobre el suelo durante alguna porción del año,
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las condiciones únicas del suelo, diferentes a las de los suelos en terrenos elevados adyacentes, y
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la presencia de vegetación única y de organismos adaptados a condiciones de humedad.
Como vemos, los humedales, pueden caracterizarse como ecosistemas de gran variabilidad en sus condiciones ecológicas. Por esta razón, los organismos que componen las comunidades de los humedales son igualmente diversos.
Los humedales son los ecosistemas costeros más abundantes en Puerto Rico. Pueden clasificarse en tres tipos: marinos, estuarinos y de agua dulce. El archipiélago de Puerto Rico tiene aproximadamente 87, 255 ha. de humedales, siendo más abundantes los humedales estuarinos (manglares y salitrales) y de agua dulce (pantanos de Palo de Pollo, ciénagas de hierba Enea, lagunas y pastizales húmedos). Para efectos de los posibles impactos del cambio climático, también pueden ser consideradas las lagunas costeras en el ámbito amplio de los humedales.
Gracias a su localización geográfica y a esas características únicas que tienen los humedales, obtenemos muchos beneficios de ellos. Estos son tan variados como: la captura del bióxido de carbono atmosférico, la producción de alimentos derivados de la diversidad de peces e invertebrados que habitan en los humedales, la de madera, la de carbón para uso como combustible, el control de erosión, el mejoramiento de la calidad del agua, la recarga del agua subterránea, el turismo y hasta la protección de la costa contra tormentas.
A pesar de estos beneficios, por muchos años los humedales, especialmente los manglares y los pantanos salinos, han sufrido las consecuencias de la expansión urbana: se han considerado como obstáculo para la agricultura y todavía siguen siendo drenados y recuperados para habilitar terrenos agrícolas. Se drenan para localizar urbanizaciones, carreteras, instalaciones industriales e infraestructura de todo tipo.
Además de estos efectos negativos de las actividades humanas sobre los humedales, especialmente en los manglares, el escenario de cambio climático que incluye elevación del nivel del mar, temperaturas más altas y eventos atmosféricos extremos puede traer impactos adicionales sobre los humedales. El elemento más notable es la elevación en el nivel del mar, cuyos efectos potenciales sobre los manglares pueden ser:
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pérdida de manglares por efectos de erosión extrema de la costa, debido a pérdida de las barreras costeras y de las lagunas
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posible migración de los manglares más hacia tierra, dependiendo de la topografía del llano costero, provocando una reducción en la extensión de manglares,
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cambio en la estructura del manglar con la sustitución del mangle negro por el mangle rojo y un aumento en la productividad de los manglares debido al aumento de bióxido de carbono en la atmósfera,
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aumento en las áreas de manglares y transformaciones en los humedales asociados a estos debido a cambios en la salinidad del agua.
La intrusión de agua salada, a causa de la elevación en el nivel del mar y del aumento en la temperatura del agua en las ciénagas y en los pantanos de agua dulce, puede tener efectos notables sobre los organismos que caracterizan estos ecosistemas.
Debemos tener en consideración los rasgos geográficos de las áreas en las cuales se establecen los humedales. Puede resultar que no todos los humedales reciban los impactos proyectados del cambio climático a la vez, ni con la misma intensidad, lo que requiere que se intensifique y se continúen los programas de investigación, monitoría, conservación y restauración de todos los humedales existentes en el archipiélago de Puerto Rico. El Plan de Uso de Terrenos debe ser una herramienta esencial para reducir los impactos negativos que causamos sobre los humedales, que estos puedan adaptarse al cambio climático y que sus servicios ecológicos puedan seguir aportando a la protección de la costa, de los abastos de agua dulce y a la alimentación de la población.
Un aspecto importante que considero debe destacarse en esta edición de Corriente Verde es la necesidad urgente de que el tema del cambio climático sea incluido en el currículo escolar a lo largo de todos los niveles y disciplinas. La generación de niños, niñas y jóvenes que están en la escuela en este momento constituyen realmente la ciudadanía que enfrentará las transformaciones de los humedales para adaptarse a los cambios climáticos. Aunque las decisiones de conservación y de protección de estos ecosistemas debemos tomarlas desde ahora, serán esas generaciones las que vivirán con lo correcto o incorrecto de estas determinaciones. Por esta razón, es imprescindible que conozcan en detalle los procesos ecológicos y la dinámica de las comunidades biológicas que componen estos ecosistemas. Mientras más conozcan, mejor será su participación en la toma de decisiones.
En todos los cursos debe incluirse información sobre los humedales, su función en la biosfera y los beneficios que obtenemos de los servicios ecológicos. Este contenido debe relacionarse con los temas del cambio climático y la responsabilidad que tiene la ciudadanía de conservar, proteger y restaurar los humedales. Así el estudiantado podrá analizar las situaciones, la información científica y las decisiones que deben tomarse. Los maestros y maestras, irrespectivamente del curso que enseñen, deben exponerse a literatura, talleres y ejercicios prácticos sobre el tema del cambio climático y de cómo pueden integrarlos en sus cursos.
Corresponde principalmente al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, al Departamento de Educación y a las instituciones universitarias de preparación del magisterio, pero igualmente a todas las agencias del gobierno, producir los materiales educativos necesarios y pertinentes a nuestra realidad geográfica y cultural para educar a los maestros y maestras y que, a su vez, lo hagan con sus estudiantes.
Los documentos Conocimiento climático (www.globalchange. gov) y el Estado del clima de Puerto Rico: Evaluación de las vulnerabilidades socio-ecológicas en un clima cambiante (www.drna. gobierno) son un buen inicio.