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La variabilidad geomórfica de las playas en Puerto Rico

Por: Dra. Maritza Barreto, Ph.D

Playa Tómbolo, Manatí, Reserva Hacienda La Esperanza. 
Roca de playa y eolianitas en la zona litoral.

Son varias las causas que han producido cambios morfológicos en las playas de Puerto Rico durante las pasadas décadas. Entre estas se pueden mencionar: 1) la ocurrencia de marejadas (producidas por sistemas ciclónicos, sistemas frontales, sistemas ciclónicos extratropicales); 2) la variabilidad en la descarga de agua y sedimentos de los ríos; 3) el efecto de la presencia de barreras naturales (corales, eolianitas, praderas de yerbas marinas y roca de playa) sobre la costa; 4) la presencia de cañones submarinos; y 5) la orientación de la playa. Todas estas variables pueden promover pérdida o ganancia de sedimentos en los sistemas de playa (Morelock y et al. 2001, Barreto, 1997, Bush y et. al., 1995, Morelock, 1978 y 1980). Por otro lado, algunos estudios realizados han identificado que diversas actividades humanas, tales como la extracción de arena en las dunas, los dragados en la zona litoral, las construcciones de infraestructura en la costa, los cambios de uso y cobertura de terrenos, así como la alteración de cuencas hidrográficas y la presencia de represas en ellas, pueden modificar la morfología de los sistemas de playa (Morelock y Barreto, 2001).

Son varios los estudios que hemos realizado en los últimos años que presentan ejemplos de cómo la interrelación de estas variables naturales y antropogénicas pueden producir variabilidad morfológica de nuestras playas. Desde el 2009, se han estado realizando estudios sobre la variabilidad en la morfología en varias playas en la costa norte de Puerto Rico. Algunas de estas playas son: 1) La Boca en Barceloneta; 2) Tómbolo y Machuca en Manatí; 3) Fortuna en Luquillo; 4) Playa Puerto Nuevo en Vega Baja; y 5) Playa Piñones en Loíza. En estos estudios hemos encontrado que la morfología (ancho y elevación), así como la distribución de sus sedimentos (composición y tamaño de grano) en sus planos presentan gran dinamismo a través del tiempo y por área geográfica. En la mayoría de los casos descubrimos que los cambios en la morfología de las playas están asociados con la ocurrencia de marejadas producidas por sistemas frontales y sistemas extratropicales ubicados en el Atlántico Norte. Estas marejadas mayormente provienen del norte y noroeste con periodos de 11 a 18 segundos. Lo interesante de los hallazgos es que este tipo de marejada no solo produce erosión,sino que también puede producir ganancia de sedimentos en las playas. Otro hallazgo es el del rol que desempeñan las barreras naturales como las eolianitas y las rocas de playa protegiendo los sistemas de playa en el norte de Puerto Rico. En el caso de las playas Puerto Nuevo, Piñones y Tómbolo se puede identificar claramente cómo la presencia de estas barreras protegen los depósitos de playa ante la ocurrencia de marejadas en la zona. Este hallazgo es significativo ya que nos dirige a seguir estrategias de protección y manejo de estas importantes barreras en la zona litoral de la Isla.

Aunque varios de los estudios realizados en Puerto Rico sobre erosión en playas no incluyen una evaluación exhaustiva sobre el posible impacto del aumento del nivel del mar en la región, actualmente se da énfasis a esta variable dado el escenario de los cambios climáticos y procesos tectónicos imperantes en nuestra región. Es importante destacar que todas las proyecciones de aumento del nivel del mar que se apliquen a las costas de Puerto Rico deben ir acompañadas del análisis del posible impacto del tectonismo (levantamiento y hundimiento de zonas costeras) sobre la región a escala regional y local. Si esta variable no se incluye, podríamos sobre o subestimar el posible impacto de las inundaciones y erosión costeras en la Isla.

Es evidente que la gran variabilidad de causas oceanográficas, climáticas y geomórficas que producen cambios en la morfología en nuestras playas está atada a la realidad de los sistemas isleños y no a la realidad de sistemas continentales. Esto nos da el aviso de no utilizar modelos de mitigación definidos para zonas continentales en sistemas isleños como Puerto Rico.

¿Conoce el pueblo puertorriqueño la diversidad geomórfica en las playas de Puerto Rico y el posible impacto de estas sobre los procesos de manejo y planificación costera en la isla?

Muchas personas tienen la idea errónea de que Puerto Rico, al ser una isla de poca extensión territorial, posee recursos costeros que se comportan de manera similar a lo largo de su costa. Eso causa que en algunos casos se realice una caracterización general de estos recursos como parte del proceso de evaluación para implantar procesos de planificación en la zona.

En muchas ocasiones, al leer documentos técnicos o declaraciones de impacto ambiental que describen las características de los componentes costeros playeros, se puede identificar que estos carecen de información detallada del comportamiento geomórfico del sistema de playa local, especialmente de su variabilidad. Estos informes enfatizan de manera exhaustiva la caracterización de la flora y fauna, especialmente aquellas identificadas como especies en peligro de extinción, la presencia o ausencia de sistemas hidrológicos, la caracterización del suelo, entre otras. La singularización de estas variables es extremadamente importante en la caracterización del escenario costero, pero no son las únicas características envueltas que nos permiten definir los criterios que nos ayuden a evaluar si el proyecto a proponer es viable para la zona.

Cuando leemos muchos de estos informes, encontramos que no incluyen caracterización detallada de la variabilidad geomórfíca de las playas como lo son la descripción de los cambios de perfiles de playa (temporal y por localización) y su sedimentología (granulometría y composición). Es de esperar que se presenten muchos menos datos de las causas de cambios geomórficos. La falta de información puntual sobre morfología de playas en estos informes produce que no se genere un escenario preciso de los posibles impactos que causaría este proyecto en la zona.

Por tal motivo es imprescindible que las unidades que producen política pública en la Isla generen unas guías que incluyan los componentes geomórficos a caracterizar, la metodología y los protocolos recomendados para usar en la caracterización de playas, que se dirijan a generar información base para la caracterización precisa de las costas. Esta iniciativa debe ser concertada en conjunto con las personas científicas y las comunidades, que pueden aportar información importante sobre las caracterizaciones del área. Además, existe la necesidad de desarrollar un sistema de monitoreo de playas continuo que genere un banco de datos de información costera que esté disponible para las agencias, la academia y la comunidad, información que permita entender la variabilidad morfológica de estos sistemas por área geográfica y a través del tiempo.

La visión no es detener que nuestros recursos costeros se utilicen….o que no estén a disposición de todos los puertorriqueños y puertorriqueñas. Nuestra visión debe ser que los recursos costeros se usen con inteligencia y que podamos garantizar que nuestros bienes costaneros, especialmente las playas, estén disponibles para las futuras generaciones.

El principio es: No podemos manejar y planificar un escenario costero si no lo conocemos ni entendemos.

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