PROTECCIÓN DE LOS ABASTOS DE AGUA EN PUERTO RICO
A través de las últimas décadas, mucho se ha dialogado y discutido sobre la protección de los abastos de agua en la Isla, sin embargo, los esfuerzos para preservarlos no han sido lo eficientes que deberían ser. Tanto en la Isla como a nivel mundial, el consumo de agua continúa aumentando. El agua es un recurso cada vez más preciado. Con todo, su utilización se maneja ineficazmente. Entre más agua tenemos más se malgasta, como si fuera un recurso infinito. Por eso, se necesita crear la conciencia en las personas consumidoras, en las industrias y en las instituciones de gobierno a cargo de su manejo sobre las implicaciones que esta situación tiene para el bienestar y desarrollo socioeconómico de un país.
Puerto Rico cuenta con agua abundante: numerosos acuíferos tanto subterráneos como superficiales y más de 100 ríos y quebradas que desembocan en el mar. En la Isla existen 36 embalses propiedad del Estado Libre Asociado de Puerto Rico (además de varios embalses menores privados), veintiuno de los cuales se consideran como mayores debido a su volumen y diversidad de usos. El clima, la geografía y la topografía de la Isla también tienen que tomarse en cuenta cuando se evalúa la situación de los abastos de agua. En el área norte se encuentran los ríos y quebradas más caudalosos. En Puerto Rico, además, a través del año, la lluvia varía significativamente. Tenemos un periodo de sequía que se extiende desde enero hasta marzo o abril, seguido de dos intensos periodos: mayo a junio y septiembre a diciembre. El promedio de lluvia (70 pulgadas) excede en proporción al de la mayor parte de los países del mundo. Esto genera escorrentías abundantes durante todo el año. Los acuíferos son amplios y de gran capacidad de almacenaje y producción, por lo que constituyen reservas de agua dulce importantes.
Sin embargo, es de común conocimiento que estos abastos se ven amenazados por procesos y por varias prácticas humanas como lo son:
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La erosión de los terrenos en las cuencas hidrográficas de los embalses (produciendo sedimentos que se almacenan en éstos y reducen su capacidad de almacenaje de agua).
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La acumulación de contaminantes (incluyendo nutrientes)
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La extracción de agua a un ritmo superior al rendimiento seguro del embalse.
Aunque en nuestro país hay varias agencias que velan por la calidad, protección y preservación de este recurso, sus esfuerzos no son suficientes; tienen que ser apoyadas por la acción ciudadana, comercial e industrial si queremos proteger este recurso para futuras generaciones.
Todos y todas podemos contribuir a proteger nuestros abastos de agua. Una historia de éxito reciente fue la promulgación e implantación de la Ley 38 del 14 de julio de 2009 para el Control de Fosfatos en Detergentes. Esta Ley tiene el propósito de controlar la cantidad de fosfatos en los detergentes de ropa que son fabricados, importados, distribuidos, vendidos y usados en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Sin el apoyo de la ciudadanía, el comercio, la industria, la legislatura y las agencias de gobierno no se hubiera logrado la promulgación de la misma. Esta Ley ha ayudado a que las concentraciones de fosfato que ganan acceso a los abastos se reduzcan sustancialmente.
Pero esta acción no es suficiente, tenemos muchos retos, entre ellos: controlar las descargas de pozos sépticos a los cuerpos de agua y la erosión de los terrenos adyacentes a las cuencas. Las cuencas hidrográficas reciben una cantidad significativa de nutrientes provenientes de descargas de pozos sépticos y de actividades agrícolas. Legislar y reglamentar solamente no resuelve estos problemas. Se necesita la voluntad y acción de todas las personas para proteger nuestros abastos de agua.
¿En que nos debemos concentrar? Por el por ciento alto de residencias sin alcantarillado sanitario en el área rural (por ejemplo, en la Cuenca de Loíza un 57% y en la Cuenca de La Plata un 66%), debemos apoyar la gestión gubernamental de desarrollar reglamentación y procedimientos para controlar la construcción de pozos sépticos nuevos y para que se supervise adecuadamente el mantenimiento y la operación de los sistemas existentes. Además, el gobierno debe identificar áreas protegidas donde no se construyan pozos sépticos por el impacto negativo que pudieran tener en los abastos de agua. Al mismo tiempo, se necesita el apoyo de las agencias reguladoras y de los gobiernos municipales en el vaciado de los pozos sépticos, así como el de la comunidad en mantenerlos adecuadamente. Las agencias gubernamentales deben supervisar que se cumpla con los reglamentos establecidos.
Concurrentemente, la acción ciudadana es vital en la protección del recurso agua. En el hogar hay acciones sencillas que pueden aportar significativamente en esta gestión. Por ejemplo:
En el baño:
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No utilices el inodoro como zafacón. No tires desperdicios peligrosos en él.
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Revisa y repara escapes o goteras en el inodoro y/o calentadores. [Se puede utilizar colorante vegetal (el que se usa en repostería) para identificar las fugas]. Revisa y cambia la goma de asiento (sapito) en el inodoro. Luego, coloca una bolsa reductora o un litro lleno de agua debidamente tapado; te ahorrará 0.65 galones por uso. Revisa y ajusta la boya o el mecanismo que nivela el agua en el tanque del inodoro para evitar que el agua en exceso escape por el tubo de reboso. Además, si tu presupuesto te lo permite, remplaza el inodoro por un equipo que consuma un mínimo de agua en cada vaciado o descarga.
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Instala rociadores en las duchas y en los grifos o plumas de los lavamanos. Esto reduce la cantidad de agua que sale por minuto y aumenta la presión. Por ejemplo, de un grifo normal salen 5 galones de agua por minuto, mientras que con aireadores salen alrededor de 2.5 galones por minuto. Los rociadores no son costosos y se pueden conseguir en ferreterías y comercios que vendan equipos de plomería. El costo de los mismos se recupera en par de meses.
En la cocina:
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Revisa y repara los grifos, de ser necesario. Instala aireadores.
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No dejes el grifo abierto mientras lavas los platos, ollas y sartenes.
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No utilices trituradores de desperdicios.
Limpieza de auto, patio y alrededores:
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Instala un pistero en la manguera para controlar la salida del agua y aumentar la presión.
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No utilices la manguera como escoba.
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Usa un cubo con agua y jabón para lavar el auto. Se recomienda el uso de los “car wash” ya que los mismos reciclan el agua y tienen trampas de grasa y sedimentos.
Lavado en general:
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Lava tandas completas de ropa. Selecciona la carga y ajusta el nivel de agua a utilizar según la cantidad de ropa a lavar ya que cada ciclo de lavado consume entre 32 y 50 galones de agua.
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Utiliza la cantidad de detergente que especifica la compañía manufacturera en la etiqueta.
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Si tu presupuesto te lo permite, considera remplazar la lavadora por un modelo que consuma menor cantidad de agua y de energía. Este equipo también utiliza un detergente de alta eficiencia.
Si toda la ciudadanía en la Isla coopera, la restauración y preservación de los abastos de agua para futuras generaciones será una realidad.